Una actividad muy recomendable para relajar tanto los músculos como el cerebro es la natación, y no me refiero a la natación de alta competencia, sino aquella que se realiza de forma más terapeútica, flotar y moverse suavemente en el agua.
Descubrí, en una ocasión que con mi hermana nos fuimos a tomar lecciones de natación a un complejo deportivo, que cuando sumergía mi cabeza en el agua, dejaba de pensar, la presión del agua hacía que me concentrara en mi cuerpo y no en mis pensamientos, lo cual me pareció maravilloso, porque soy algo ansiosa, y cuando he tenido mis crisis de insomnio y ataques de pánico, han sido mis pensamientos exacerbados los dominantes de mi situación.
Alguna vez te has dicho a ti misma: «no quiero pensar», porque tus pensamientos se vuelcan como un derrumbe y te estresas y te bloqueas y sufres de ansiedad?, pues si esto te ha pasado, como a mi, te recomiendo que saques tu traje de baño y te dejes influir por el poder sanador del agua, a mi me resultó muy bien, y tengo que repetirlo, yo supongo que se experimenta algo similar a los que lograrn entrar en meditación profunda, el agua puede ser un buen maestro para enforcarnos en nuestro presente y olvidarnos aunque sea por unos instantes del dolor y de aquello que nos produzca angustia.
Te invito a que la pruebes y si quieres compártenos tu propia experiencia, puede servir para animar a más pacientes.
No hay que temerle al agua, solo debes respetarla y ella te respetará.
Moni
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La loca fibromiálgica 